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¿Cómo curar una lesión de rotura de ligamento cruzado anterior?

Te contamos los pasos que debes seguir para recuperarte de una operación de rotura de ligamento cruzado anterior, su tratamiento y tiempo de recuperación.

Fecha Marzo
Área de conocimiento Fisioterapia

Tras ser operado de cualquier tipo de intervención en la rodilla, cabe destacar que es vital realizar una buena rehabilitación posoperatoria, siendo igual de importante este aspecto que la propia cirugía. Para una correcta recuperación tras la operación, existe una serie de fases orientadas a evitar las complicaciones que pudieran darse en las semanas y meses posteriores tras haber sido sometido a la intervención.

Hay que resaltar que estas fases son comunes en todas las intervenciones quirúrgicas en la rodilla, desde la recuperación tras ser operado de prótesis de rodilla hasta la rehabilitación después de una artroscopia de menisco o ligamento cruzado.

Los objetivos de las fases de recuperación tras una operación como la de ligamento cruzado anterior (LCA), son las siguientes:

  • Control del dolor, derrame y edema.
  • Movilización y carga precoz de la extremidad.
  • Recuperación del rango de movilidad articular, fuerza y propiocepción cumpliendo dos pautas fundamentales: protección de la plastia y minimizar las complicaciones.

Es importante destacar que, tras la cirugía, antes de volver a las actividades habituales o al deporte, el paciente ha de volver a “aprender a caminar” y recuperar los mecanismos automáticos entre la pierna y el cerebro, los cuales se denominan Propiocepción.

La propiocepción es la encargada de regular la dirección y rango de movimiento, a la vez que permite las reacciones y respuestas automáticas, interviniendo en el desarrollo del esquema corporal y en la relación de este con el espacio. Por lo tanto, hace posible que se produzca la acción motora planificada. La propiocepción es, en definitiva, una mezcla de los mecanismos de colocación de las articulaciones, los músculos y el peso corporal de la manera más óptima, de gran necesidad para llevar a cabo la actividad que queremos realizar. Existen múltiples actividades que se pueden realizar, pero teniendo siempre en cuenta que estas han de tener en común el entrenamiento del equilibrio y la coordinación con un bajo riesgo de lesión. 

recuperacion operacion lca

¿Cómo curar una operación de rotura de ligamento cruzado anterior (LCA)?:

Fases de recuperación tras una cirugía de plastia LCA

La cirugía de plastia LCA es la intervención quirúrgica que sirve para reconstruir el ligamento que se encuentra en el centro de la rodilla. Durante el protocolo de recuperación, es importante seguir estas recomendaciones: aplicar 15-20 minutos de hielo tras el ejercicio durante todas las fases para conseguir reducir la inflamación, además de analgesia postsesión cuando sea necesaria. Asimismo, hay que tener en cuenta que el paso de una fase a otra dependerá de la progresión del paciente, y siempre tendrá que ser determinada por el traumatólogo y el especialista en fisioterapia.

Fase I (preoperatoria):

Con esta primera fase se busca la preparación del paciente para una mejor recuperación, siendo fundamental conseguir la mayor musculatura y el mayor rango de balance articular posible antes de la intervención. Los objetivos de esta fase son:

  • Reducir el edema/derrame/dolor.
  • Recuperar el rango de movilidad articular.
  • Potenciar tanto cuádriceps como isquiotibiales.
  • Preparar al paciente de cara al posoperatorio.

Fase II (desde el alta a la segunda semana del posoperatorio):

El principal objetivo de esta fase es evitar que se produzca la rigidez articular. Para ello, es vital bajar la inflamación articular, controlar el dolor, iniciar la musculación de toda la pierna, así como conseguir extensión 0º, máximo de flexión 90º, e ir preparando patrón de marcha normalizado.

Hay que tener en cuenta que la cicatrización de la zona intervenida, comienza desde el mismo día tras ser operado en la rodilla. Por ello, es vital evitar desde el principio la creación de fibrosis y adherencias. Siempre que sea posible, es muy recomendable moverse desde el primer día tras la intervención, comenzando con movimientos suaves de flexo-extensión en las primeras 48 horas. Asimismo, hay que aplicar hielo 15-20 minutos cada 3-6 horas.

Llegados al 4º-5º día del posoperatorio, hay que potenciar dichos movimientos, intensificando los trabajos con la flexión o la extensión en función de la carencia de cada uno, para ello existen algunos trucos:

  • Antes del alta hospitalaria es vital realizar ejercicios isométricos para la activación de fibras musculares del cuádriceps, la carga precoz con ayuda de 2 muletas, así como iniciar ejercicios de flexión activa hasta 90 grados y la movilización activa de tobillo en flexo-extensión, a fin de contribuir a la mejora del bombeo de la sangre.
  • Tras el alta hospitalaria, hay que recurrir al uso de órtesis y muletas, a la carga precoz con bipedestación en 24 horas y deambulación en 24-48 horas, así como al control del dolor e inflamación con AINES, crioterapia y TENS (consiste en la aplicación de una corriente eléctrica directamente sobre la piel, con el objetivo de reducir el dolor). El rango de movilidad articular ha de ser activo y activo asistido de 0-90 grados de flexión. Además, se ha de realizar la potenciación del cuádriceps con ejercicios activos y con ayuda de electroestimulación. En cuanto a la propiocepción, ha de iniciarse en cadena cinética cerrada de forma precoz en la primera semana aprovechando el inicio del apoyo..

Fase III (entre la segunda y la octava semana del posoperatorio):

Los objetivos que se quieren conseguir durante esta fase, son los siguientes: retirada de órtesis y muletas, trabajo de CORE, ejercicios en cadena cinética cerrada (bici estática con resistencia suave y progresiva), ejercicios en cadena abierta para cuádriceps, pero restringiendo en los últimos 30-40 grados de extensión las primeras 6 semanas, así como la movilización de la patela, continuando ganando flexión. A su vez, se iniciará la deambulación en cinta, la propiocepción (apoyo unipodal y bipodal en plano estable). Llegado el final de esta fase, se podrá conducir.

Asimismo, es muy importante evitar la pérdida muscular en las primeras 4 semanas, aunque es reseñable que es casi inevitable la pérdida de algún grado de musculación después de la intervención. Por ello, a fin de minimizar esta pérdida en la medida de lo posible, hay que comenzar con contracciones isométricas, una vez que el dolor vaya remitiendo y lo permita. En esta fase, la terapia TENS (Electro Estimulación Nerviosa Transcutánea) es muy eficaz para lograr conservar la máxima musculatura posible.

En el segundo mes tras la intervención, el objetivo es el de evitar el dolor en la rótula. Hay que tener en cuenta que la atrofia del cuádriceps, sobre todo el vasto medial, provoca el dolor anterior de rodilla que es tan frecuente. Para conseguir evitar el dolor, hay que recurrir a los ejercicios de cadena cinética cerrada. Las sentadillas son el mejor ejercicio para la recuperación del cuádriceps y combatir el dolor en la rótula.

Fase IV (8-12 semanas):

Los objetivos de esta fase, son los siguientes:

  • Rango de movilidad articular activos en flexión y extensión sin apoyo de la sana.
  • Movilización patelar.
  • Potenciación muscular.
  • Trabajo de CORE.
  • Iniciación del trote.
  • Ejercicios en piscina, como caminar, natación libre suave excepto braza.

Fase V (12-20 semanas):

Durante este periodo, buscaremos estos objetivos:

  • Rango de movilidad articular sin restricciones.
  • Potenciación muscular en cadena abierta.
  • Progresión de ejercicios de agilidad, cambios de ritmo y dirección, carreras laterales, saltos.
  • Inicio progresivo del entrenamiento específico para su actividad deportiva previa.

El regreso a la actividad física habitual (ya sea atletismo, pádel o fútbol) deberá ser progresivo y solaparse con ejercicios de salto y propiocepción avanzados para evitar lesiones. Los ejercicios de salto (ejercicios pliométricos) son actividades físicas con las que se combinan fuerza, movilidad articular y propiocepción, siendo habilidades imprescindibles antes de salir a correr para evitar una lesión.

En líneas generales, se permite volver a correr hacia el 5-6 mes y volver a practicar deportes de raqueta y pelota a partir del 6º mes. Son ejercicios que se pueden solapar con la vuelta al deporte, incluso tras comenzar a competir (nunca antes del mes 10 tras las roturas de cruzado).

Fase VI (5-6 meses):

Llegada esta fase, podremos lograr el retorno a la actividad deportiva, siempre y cuando el recorrido articular sea completo, la rodilla ya esté estable y se haya completado el programa de agilidad y entrenamiento, habiendo conseguido fuerza del 85-90% de cuádriceps e isquiotibiales respecto a la contralateral.

Como es evidente, la fisioterapia deportiva es la gran aliada para poder volver paulatinamente a la actividad deportiva, siempre garantizando que se haga cuando estemos en un estado físico óptimo para practicar ese deporte que nos apasiona con plenas garantías de seguridad para nuestro estado físico. 
Ante cualquier duda, puedes acudir a nuestra clínica de fisioterapia en Madrid, en la que recibirás la atención y asesoramiento personalizado por parte de nuestro equipo de profesionales. 

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